[EL PROTECTORADO] El Bierzo ya no es cosa de viejos
AL RAISULI | Esta semana repensaron el Bierzo los que protagonizan su firme avance al abismo. Ni una señal de vida inteligente en la galaxia berciana. Lo más flipante es lo encantados que están de no perder oportunidad de decir tonterías, y según Forrest Gump tonto es el que dice tonterías.
Reconozco que tan solo seguí las tres primeras intervenciones, suficientes para añorar cuando perdía el tiempo con la mona Chita, la mula Francis o el oso Yogui, que eran ejemplares más interesantes. Es que por no tener no tienen ni gracia; le echan jeta, se pintan de transcendentes y sueltan sus ramplonerías sin reparar en que son los auténticos matachines del Bierzo.
No encuentro el punto de demandar de los matarifes soluciones para procurar la salud de la ganadería. Siempre son los mismos y siempre cuentan el mismo rollo, carente de talento, ausente de imaginación, falto de brillantez, huérfano de coherencia y desprovisto de compromiso.
El Bierzo no está como está por un designio sino por la incompetencia de una clase política claudicante, servil, mediocre y vividora que encuentra en el limbo de la sumisión ciega y callada su alpiste cotidiano. Pero este no es ni mucho menos el Bierzo del que siempre nos sentimos orgullosos, hay otro.
Los bercianos siempre hemos sido gente afable, emprendedora y echados para adelante. El Bierzo exterior, el de los bercianos emigrados, se duele cuando vuelve a su tierra y comprueba como la resignación y la ruina se ha establecido con visos de permanencia.
Reconocen el paisaje, los lugares entrañables, las caras de antaño, los afectos, las comidas, las costumbres y poco más. La coincidencia es unánime en que es una tierra condenada y que todo indica que va a ir a peor. Dentro de poco el tiempo y la depredación consentida harán que esos referentes también desaparezcan.
El Bierzo se permite el mayor de los lujos cual es mantener en el poder a una casta inútil en la que ninguno de sus miembros da la talla. Y ese lujo no es por lo que cuesten sino por lo que no hacen, y lo que es peor por lo que dejan hacer en clara agresión a los intereses de la población.
Mesas, reflexiones, seminarios, debates, dando voz siempre a los mismos con un mismo resultado: NADA. Me resisto a creer que esas carencias apuntadas en esos parlanchines hueros se extiendan a toda la población berciana; ya va siendo hora que el talento, la esperanza, la solidaridad y hasta la rabia de la juventud berciana eclosione y mande a la alcantarilla de la historia a tanto mendrugo.
Estamos, está el Bierzo, en un momento crítico que se puede saldar con su desnaturalización irreversible. Está archidemostrado que la nomenclatura instalada no experimenta ningún dolor consintiéndolo; es más, es tan evidente que no les importaría verlo arrasado como la Sierra de la Culebra si con ello salvaran su mamadera.
Estoy esperando que uno, solamente uno, se desmarque del confortable balneario donde tratan con cataplasmas en efectivo la falta de escrúpulos y diga basta. Ese día nuestra tierra puede sentir que, aunque su suerte no cambie, una mínima decencia florece entre el fango.
Esto no es una cuestión de partidos, todos los partidos nacionales se han desautorizado. Es un asunto generacional que le toca afrontarlo a los jóvenes que, sin malear y sin servidumbres, serán los únicos que sabrán encontrar una salida a la encerrona en que les han metido.
Les deseo un feliz verano.