[LA PIMPINELA ESCARLATA] Ordeno y mando
EDUARDO FERNÁNDEZ | “Don Emilio Mola Vidal, General de Brigada. Hago saber: que por exigirlo imperiosa, ineludible e inaplazablemente por encima de toda otra consideración, la salvación de España en trance inminente de sumirse en la más desenfrenada situación de desorden, … ordeno y mando: Séptimo: Queda también prohibido: 2º La publicación, venta o difusión de periódicos, revistas, folletos, manifiestos u otra clase de escritos destinados a la publicidad, no sometidos en duplicado ejemplar a mi previa censura. Pamplona a 19 de julio de 1936”.
“Señor Concejal-Delegado de dinamización económica urbanismo y sostenibilidad medioambiental. Decreto: resultando que las entidades beneficiarias de un derecho especial para la ocupación de locales de titularidad municipal tienen prohibida cualquier actividad que menoscabe la reputación o prestigio de la instalación municipal o de la persona que la representa… resuelvo: primero: ordenar a la asociación de vecinos del barrio de la Estación la retirada inmediata de las pancartas colocadas en la parte exterior del inmueble sito en el Parque del Temple. Segundo: ordenar a la Policía Municipal que en caso de incumplimiento, retire las referidas pancartas. Ponferrada a 8 de agosto de 2022”.
Entre los dos párrafos citados literalmente hay notables diferencias de legitimidad de origen y ejercicio democrático del poder, no siendo en consecuencia equiparables. La primera procede de un mando militar que conculca la Constitución, se rebela contra las autoridades legítimamente establecidas e impone una limitación de los derechos constitucionales inconciliable con la posterior legitimación de cualquier acción que emane de ese bando y ya, si eso. El segundo, en cambio, procede de una autoridad legítimamente constituida, en el ejercicio de sus prerrogativas -quizás un tanto exorbitantes, pero legales- como cargo público. No tengo ninguna duda del carácter profundamente antidemocrático del primero y democrático del segundo. Por ello me pregunto ¿por qué ese empeño en copiar los usos y hasta la terminología de los que no dialogan ni explican, sino que solamente imponen?
Reflejar en paralelo la literalidad de cómo se expresan algunos mandatos a la ciudadanía pone de manifiesto que ambos escritos, a pesar de las diferencias de convicciones de sus autores, rezuman ordenancismo, revelan una visión cenital del poder de arriba abajo, desvelan una perspectiva jerárquica del gobierno que manda y una ciudadanía que obedece, y sobre todo, remarca en una chulería de aquí estoy yo porque lo valgo, que se explica desde una posición de fuerza difícilmente comprensible en alguien cuya capacidad proviene de una urna y no de un regimiento, y de un partido, como el socialista, que tanto sufrió los excesos del ordeno y mando.
Unos ordenan y mandan y otros solo ordenan. Eso sí, ordenan con la amenaza velada a quien está en precario de dejarlo en la puñetera calle. Ordenan silenciar cualquier crítica que, a la vista de las pancartas, no parecen dañar ni el prestigio ni la reputación de nadie, sino hacer una reclamación al equipo de gobierno. Tener la piel tan fina ante la crítica ajena, sin entrar en la cuestión de fondo de lo que dice la pancarta, que es lo que no explican adecuadamente, encubre unos tics de autoritarismo difícilmente conciliables con la transparencia, la cercanía y el progresismo.
Por no decir que meter a la Policía Municipal en estas cosas, implica amenazar con el uso de una fuerza innecesaria en las relaciones entre un ayuntamiento y una asociación. Traduce además una impresión de que la Policía Municipal es un brazo ejecutor de las personas del ayuntamiento y no de la propia institución, por no hablar de la cantidad de trabajo positivo, impagable, imprescindible y social y policialmente impecable que dejaría de hacer la policía para resolver cuestiones vitales para el futuro desarrollo de Ponferrada, para su economía, para su convivencia y para el buen rollo general de la ciudad, como evitar que critiquen al equipo de gobierno. Quienes hemos aguantado de militantes socialistas carteles, pancartas, reproches, megáfonos, manifestaciones y muchos muchos gritos, en lo que yo entiendo es un ejercicio amparado por los derechos democráticos de nuestra Constitución a darle la lata al que manda -sin ir más lejos por el precio de la luz y los pocos trenes en Ponferrada que parecen, en ambos casos, no importar ahora- no damos crédito a la deriva autoritaria, autocrática, ególatra y ordenancista que implica este afán por los decretos de ordeno y mando. Decía Epícteto que “la prudencia es el más excelso de todos los bienes” y los demócratas del gobierno local harían bien, para evitar que los califique la oposición de asintomáticos, en ejercer grandes dosis de prudencia y menos de ordeno y mando en su relación con la sociedad civil y sus asociaciones en Ponferrada.