Comienza la sustitución de contenedores subterráneos por los de superficie
El Ayuntamiento de Ponferrada ejecuta el cambio anunciado hace seis meses y cuestionado desde la oposición.
Después de que un trabajador de la concesionaria del servicio de limpieza sufriera un accidente a mediados del pasado mes de marzo cuando procedía a limpiar un contenedor subterráneo, el Ayuntamiento de Ponferrada anunció su intención de prescindir «en la medida de lo posible» de este tipo de contenedores por su peligrosidad y por el alto coste de mantenimiento. En concreto, anunció que se eliminarán en Ponferrada un total de 134 contenedores soterrados instalados en 32 isletas, en su mayor parte en La Puebla y en la zona alta de la ciudad.
La operación de sustitución de los contenedores subterráneos por los de superficie ha comenzado ya en las fechas previas al comienzo de las fiestas de la Encina, y es visible ya la presencia de los contenedores de superficie en la calle General Vives o en el paseo de San Antonio. Al menos de momento, en ambos puntos se mantienen los contenedores subterráneos de recogida vidrio, mientras se han sustituido tanto los de residuos orgánicos como los de papel y plásticos para reciclaje.
La sustitución generalizada de los contenedores subterráneos fue cuestionada cuando se anunció por el Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Ponferrada, que recriminó al equipo de Gobierno una decisión contraria a la tendencia de modernizar y hacer más amables las ciudades. «Anulan los contenedores soterrados, más acordes con las ciudades de valores histórico-artísticos y turísticos, e inundan las calles de contenedores de basura que provocan un alto impacto visual negativo», manifestó su portavoz Marco Morala.
Los populares reprocharon también al alcalde «hacer de Ponferrada una ciudad más fea” y aseguraron que muchos vecinos de las calles afectadas consideran la acción como un «atentando visual». En su opinión, cambiar los contenedores soterrados por otros a pie de calles es «retroceder décadas». Además, indican que la decisión no contribuye precisamente a que Ponferrada sea más atractiva, «ni para el turista que nos visita, ni para los ciudadanos que vivimos en ella, porque produce una evidente contaminación y molestia visual, y esperemos que no facilite también una peor recogida».