[LA PIMPINELA ESCARLATA] La vida es el tren
EDUARDO FERNÁNDEZ | “La vida es el tren, no la estación” escribió Paulo Coelho, lo que no deja de ser tan cursi como incierto. Afortunadamente, porque si la vida fuera el tren, en Ponferrada nos quedaríamos sin vida. Los socialistas de Sánchez y los de Olegario, que son una y la misma cosa -y bien que le va a pesar al preboste local en mayo-, son más de Chesterton, quien opinaba que “el único modo de estar seguro de coger un tren es perder el anterior”. Pues eso, que Olegario y el PSOE se están empleando a conciencia en asegurarse coger un futurible tren, quién sabe cuándo, dejando pasar todos los de ahora. No hablo solo de las subvenciones que le deniegan los suyos, de la injusta transición ecológica que se lleva térmicas que no vuelven, de los empleos que desaparecen y no vuelven, de los habitantes que bajan en el padrón de Ponferrada y no vuelven, sino literalmente, de los trenes que nos robaron y no vuelven.
Claro que, en un alarde de innovación poético-lógica muy propio de estos faros intelectuales de occidente, no se puede perder el tren que no sale porque no tiene maquinista, como pasa aquí. Con lo que en puridad los socialistas ponferradinos no pierden el tren, y ellos tan encantados como renaturalizando las riberas del Sil con cañón lumínico bajo puente y parklet. Reelección asegurada.
O por lo menos volver en la lista como campeón olímpico de sumisión a Sánchez. Es probable que hasta le den un minuto de gloria en el documental pagado a precio de oro, con dinero público que no vendrá ni a la cultura, ni a la sanidad, ni a la educación de los ciudadanos. Pero el culto a la personalidad es tal, que se baraja un documental de Sánchez con el estilo encomiástico del Triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl. A este paso a Sánchez no le va a hacer falta crear un Ministerio para la Ilustración Pública y Propaganda. Mi persona, como se refiere a sí mismo con una ñoñería pedante, es todo autopropaganda que copian los de aquí para intentar distraer la nada en que ha quedado su gestión de cuatro años, no vacíos, porque se han llenado de pérdidas, desde ferrocarriles suprimidos hasta cuadernos azules devueltos por la justicia, desde autovías olvidadas hasta podas no hechas, desde derechos constitucionales de la oposición conculcados hasta represión sistemática de los disidentes -concejales o asociaciones-, desde baches que no se han rellenado hasta imaginación y empuje, ahogados por la desidia y la ramplonería de una atroz falta de ideas. Está tan cansado Olegario, que ya no acierta ni cuando rectifica, porque se ha abandonado al dulce declinar de un mandato que pasará a la historia local por la pérdida de población.
Cuando terminen con el documental no les va a quedar más que hacer un retrato ecuestre de Sánchez, tipo Conde Duque de Olivares. Pero por no salirnos del símil velazqueño, yo propongo mejor un cuadro tipo Meninas, con todos los concejales de Ponferrada con vestido abullonado alrededor del gran líder. Que quita un tren más, aplausos y risitas; que tumba la térmica diez años antes de lo debido, risitas y aplausos; que pasa al cajón del olvido la autovía a Ourense, risitas y cosquilleo; que ni un euro de subvenciones next no-sé-qué, cosquilleo en zona íntima, risita y aplauso, un completo. Con las elecciones tan cerca no les da tiempo a encargar otro documental para Olegario, así que lo sustituirán por folletines por entregas, que ríanse del NODO cuando empiecen a inaugurar obras cada diez metros con miras electorales.
Los trenes del PP eran cuatro de media y larga distancia y eran pocos; ahora ya no hay pocos, porque van no quedando. Los trenes del PP tardaban mucho hasta Madrid y ahora no tardan nada. Los trenes del PP no podían ir directos porque era indigno que la gente cogiese autobuses en lugar de trenes, y ahora, donde dijeron que autobuses no, es autobuses sí porque no hay maquinistas. Con el paro que hay y la gente que desea entrar en la Renfe, aunque sin el kilométrico y el economato de antes. Luego la oposición les rescata las frases de la protesta cuando daban gato por liebre, autobús por tren y son magníficas para aplicar ahora al del documental; que Renfe se gaste la pasta y que se la quiten en coches oficiales y sueldos de los ministros. Qué traicionera es la hemeroteca. Mientras tanto, en las novelas de Coelho la vida es el tren, menos en Ponferrada.