[EL PROTECTORADO] Este año Papá Noel se apellida Morán
AL RAISULI | Noventa y ocho mil tres ochenta y nueve eurazos (Dieciséis millones trescientas sesenta y dos mil pesetas, lo pongo en la antigua moneda para mejor comprensión de las clases pasivas) es lo que cobra al año ese fornido muchacho de Camponaraya con casting de levantador de piedras por ser presidente de la Diputación de León.
Lo podemos mirar desde la cochina envidia o desde la objetividad que siempre sale la misma conclusión: el interfecto está sobrevalorado. No hay un solo indicio en su currículo que le acredite ser merecedor de tal pastizal, como no sea el de haber sido el romo y sempiterno Sancho Panza del Quijote Canedo de opinable recuerdo.
Suponemos que con tales abundancias dinerarias la espabilada chavalería de Narayola pronto cambiará la ilusión de ser de adultos Cristiano Ronaldo por ser Eduardo Morán. No sería cosa nueva, los niños del Fabero de los años gloriosos del carbón doméstico querían ser Diego Pérez.
Aquí hay algo que falla y mucho, no solo por la sideral distancia entre las capacidades demostradas de Morán y el sueldo que ingresa, sino porque el mensaje es corrosivo en un momento que la gente no lo va a pasar mal porque ya lo está pasando. Esto es lisa y llanamente un escándalo.
Hay que tener mucho cuajo para cobrar 17.292 Euros del Ayuntamiento añadidos a los 81.389 de la Diputación cuando miles de sus vecinos y ciudadanos leoneses naufragan en la desesperanza y la pobreza. Nadie le va a pedir que se auto inmole por el bien común, los Sanchos Panzas no tiene madera de héroes, pero sí que aplique la mesura para evitar el desmán del agravio.
¿Quién no aceptaría encantado una subida salarial de 20% sobre su salario habitual? ¿Cualquiera, no? ¿Entonces a qué viene esa voracidad de aspirar a forrarse con el ejercicio de una gestión pública temporal? ¿Acaso se confunde el servicio a una institución oficial con un negocio privado? Todo indica que también en esto se ha perdido el norte.
No voy a traer a colación el desquiciado argumento de Patxi López de que los salarios crecientes dignifican la política y evitan que la política sea un coto de señoritos como lo fue en otro tiempo. No resiste una discusión de bar, pero evidencia que quieren consolidar una casta pretoriana bien nutrida a cuenta de sangrar las arcas públicas.
Sería considerado más digno Morán por llevarse todo como se lo lleva, o porque en un ejercicio de responsabilidad y coherencia moral optara por renunciar a la parte del león y se conformara con una retribución en consonancia con lo que han venido siendo sus emolumentos tradicionales. Creo que la cosa está contestada de antemano.
Va a resultar que la dignidad pública se representa mejor en la figura de Trump que en la de Ghandi. En todo caso me callo sin ir más allá, y resulta que Morán es un santo varón que en el anonimato emplea sus sobrancias en socorrer y ayudar a sus semejantes; sería sorpresa poco imaginable.
En cualquier caso no estaría de más que la mencionada chavalería de Narayola, unida a la de Hervededo, Magaz de Abajo, La Válgoma y la de la propia Camponaraya, dirijan sus cartas de Navidad a Morán, que es el nuevo Papá Noel de proximidad. Seguro que Eduardo llenará sus hogares de portátiles, tabletas güifi y equipamientos deportivos, y si se tercia correrá también con la cena de Nochebuena, por supuesto todo a su cargo. No les pagaría con menos el momio del que gracias a ellos disfruta.