La corrosión, el deterioro del hormigón y las reparaciones, causas del derrumbe del viaducto
La obra de emergencia que permitirá eludir el paso por Pedrafita llevará un año y su coste asciende a 30 millones de euros.
El viaducto del Castro en la A-6 se desplomó por una suma de causas que confluyeron en acelerar el mal estado de la infraestructura que colapsó en junio pasado, según las conclusiones del informe que este martes presentó el secretario general de Infraestructuras, Xavier Flores. Un hecho «multicausal» que acabó por derrumbar el viaducto, concluyen los estudios realizados por dos empresas especializadas.
Entres esas causas se citan, los fallos en la estanqueidad de los anclajes y cables que ejercían presión sobre las piezas del viaducto, desperfectos en el hormigón en diversos puntos y la demolición que se llevaba a cabo con agua a presión y que eliminó más estructura en algunos puntos de la prevista, y que se sumaron para hacer caer una pieza clave en los accesos a Galicia.
Además de adelantar las conclusiones preliminares sobre qué causó el hundimiento del viaducto en dos fases, el 7 de junio y el 17 del mismo mes, el número tres del Ministerio de Transportes ha anunciado que por vía de emergencia se prevé iniciar el mes que viene los trabajos en la calzada a Madrid con la sustitución del tablero y dovelas del paso elevado, obra que requerirá de un año y un coste de 30 millones de euros. Ese viaducto será empleado para reabrir el tráfico en ambas direcciones y eliminar el paso provisional por Pedrafita, mientras se reconstruye el que completará la circulación en sentido A Coruña, de más complejidad y mayor número de pilas de sujeción, que no estaría terminado hasta el 2024, según estima Flores.
Según los informes que hoy han sido presentados a la Xunta y la Junta de Castilla y León por videoconferencia, cuando se procedió a inspeccionar el viaducto de Castro antes de que colapsase, se llegó a la conclusión de que «su mal estado importante y había que actuar, no se podía no hacer nada, era necesario actuar», justificó el alto cargo de Transportes. «Lo ocurrido era difícil de prever», dijo para otorgar un papel de «gota que desbordó el vaso» a la hidrodemolición con la que se empezó a retirar el hormigón en mal estado para su sustitución. «Fue una circunstancia necesaria, pero no suficiente para colapso»,, advirtió al explicar que esa eliminación de material con agua a presión arrastró más hormigón en algunos puntos del previsto. «Un problema que se combinó con un hormigón en peor estado del esperable», subrayó.
Los informes técnicos realizados para conocer por qué se desplomó el viaducto de la A-6 señalan que las dos empresas han hecho modelos del comportamiento del hormigón ante la retirada a presión, pero establecen que estarían dentro de los límites que la estructura debería haber resistido. Por ello, el ministerio apunta que el hecho de que el viaducto esté en pendiente y el agua circule sobre la estructura haya propiciado el degradado de los materiales.