[TRIBUNA] Más educación y más medios contra la violencia de género
ASOCIACIÓN DE MUJERES PROGRESISTAS BERCIANAS | Otro Sábado sin Sol la Plataforma contra las violencias machistas de El Bierzo y Laciana se reúne para mostrar su enérgica repulsa ante otra víctima más de la violencia machista
Son ya 76 feminicidios y otros asesinatos de mujeres en lo que va del año 2022, la última mujer asesinada de tan solo 29 años con su hija de solo 6 a manos de su marido. Otras dos mujeres que han visto truncado su proyecto de vida solo por haber nacido mujer.
Desde la entrada en vigor de la Ley contra la violencia de género se ha hecho visible lo que no estaba: la violencia hacia las mujeres solo por el hecho de serlo, se ha creado una conciencia social y se han consolidado derechos en materia de igualdad. Pero los asesinatos se siguen produciendo, las denuncias siguen creciendo y es particularmente alarmante las conductas machistas y de violencia machista entre los más jóvenes.
Como ya se ha denunciado en otras ocasiones los datos son escalofriantes, la última estadística de violencia de género del Instituto Nacional de Estadística refleja que es entre los más jóvenes donde más aumenta el maltrato, siendo los menores de 18 años el grupo de edad en el que más crece la violencia machista: más agresores y más víctimas. Los adolescentes son el grupo de edad en el que más ha aumentado el número de denunciados respecto a 2020: un 70,8%. Y entre las adolescentes, donde más lo ha hecho el número de víctimas: un 28,6%.
Debemos estar alerta sobre los nuevos escenarios donde la violencia encuentra vías para manifestarse, plataformas, internet y redes sociales requieren especial atención en relación con el machismo. Porque a través de un mal uso de las redes y de la propagación de estereotipos de género que muchas de ellas conllevan, nuestras hijas crecen más preocupadas de que le entre el zapato de cristal que les va a hacer princesas que de romper el techo de cristal que les va a hacer libres.
Mención especial merece el ciberacoso entre los y las jóvenes, su prevalencia es especialmente acentuada entre las mujeres jóvenes, debido probablemente a que son también ellas quienes usan dichas tecnologías con más frecuencia. Resultados de recientes estudios realizados en España con adolescentes reflejaron la necesidad de prestar una especial atención a su relación con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs), al encontrar que tanto los maltratadores como las víctimas estaban sobrerrepresentados/as entre quienes las usaban de forma abusiva y que dicho abuso parecía estar en el origen del aumento de la violencia de género observado.
Es innegable que para paliar esta lacra social hay dos medidas: MÁS EDUCACIÓN Y MÁS MEDIOS
Y a pesar de esta realidad desde la Junta de Castilla y León caen las partidas para campañas contra la violencia de género, según las cuentas presentadas la cantidad destinada a la campaña de lucha contra la violencia de género: apenas 15.000 euros para el próximo año, mientras que en el 2022 se presupuestaron 143.000 euros. Y el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), se jactaba hace unos días de haber incorporado por primera vez una línea de 500.000 euros para la violencia intrafamiliar, que gestionará la consejería ‘popular’ de Familia.
La sociedad civil y las organizaciones feministas no podemos sino rebelarnos contra la deriva y los postulados negacionistas de la violencia de género que se está produciendo en nuestra comunidad autónoma y debemos repetir que la violencia machista, no es lo mismo que la violencia intrafamiliar. Las violencias que sufren las mujeres tienen particularidades que nos permiten individualizados y convertirla en prioridad política porque sus orígenes están en una desigualdad estructural, en la cultura del patriarcado en definitiva.
Es tiempo de luchar por los derechos, no de renuncias. Es tiempo de unión, no de discordia. Es tiempo de debate, no de gritos. En definitiva, es tiempo de acción, no de silencio. Frente a la violencia y a los violentos no se puede ser neutral, y tampoco imparcial. Hay que tomar partido en la defensa activa, hay que exigir y practicar políticas feministas en todas las instituciones , sin complejos.
Porque los que defienden lo contrario, tampoco tienen complejos, y como ejemplo claro podemos ver los últimos ataques misóginos que tuvo que sufrir la ministra de Igualdad, Irene Montero en el Congreso de los Diputados, palabras que NUNCA se hubieran proferido si fuese hombre, menosprecios e insultos que ya había recibido antes la ministra de igualdad Bibiana Aido o la Ministra de Sanidad, Leyre Pajín. Son ataques intolerables que la sociedad en su conjunto tiene que rechazar, porque el machisto está acampando en las instituciones de la mano de la derecha y la ultraderecha y puede ser el preludio del aumento del machismo en la sociedad civil.
Por eso no podemos dejar pasar las palabras que semana tras semana el vicepresidente de la Junta de Castilla y León Juan García Garrulo profiere en contra del feminismo y de las mujeres. No podemos dejar pasar palabras como:
• «Mujeres desalmadas» que utilizan «incentivos perversos» de las leyes contra la violencia de género para obtener la custodia de sus hijos.
• Las leyes contra la violencia de género «lesionan» la presunción de inocencia de los hombres «haciendo que sean presuntamente culpables cuando reciben una denuncia sin fundamento».
• Ser feminista es una ridiculez, más aún si no eres una mujer
• Espera de la mujer en CyL: “sea portadora y dadora de vida”
• Las mujeres, por pura dificultad física, inherente a la maternidad, y a la función social que han tenido en la historia, ha costado que lleguen a puestos de responsabilidad
• España es el «único país» del mundo que «crea juzgados solo para hombres», en relación a los especializados en violencia de género.
• “Nunca ha renunciado a la feminidad ni a las ideas para romper el techo de cristal”.
Quienes creemos en la igualdad tenemos la obligación moral, cívica y política de responder individual y colectivamente a estos discursos que conforman el ideario machista.
Debemos seguir luchando para remover las trabas que oprimen y dificultan la plenitud de los derechos de las mujeres. No podemos mirar para otro lado ante la violencia de género. Una sociedad que se considere avanzada y democrática, no puede permitir que episodios de violencia machista se repitan semana tras semana.
Somos ya muchas personas hartas del machismo y sus métodos, pero tenemos que ser muchas más. No es un problema personal, sino un problema social. Es ‘nuestro problema’: la defensa de la igualdad, la libertad y la seguridad de las mujeres.