[EL PROTECTORADO] La punta del iceberg son torres y chimeneas
AL RAISULI | Una medida frontal y contundente que coincide con la opinión e interés de la mayoría de los bercianos ha provocado un terremoto político. La paralización por parte del Gobierno autonómico de Castilla y León de la voladura de las torres de refrigeración y una chimenea de la Central Térmica Compostilla II, amenaza con desvelarnos y ofrecernos muchos, nuevos y jugosos capítulos desconocidos que se querían enterrar bajo sus escombros.
Endesa, acostumbrada como está a hacer siempre lo que la da la gana por estas tierras, solo ha dicho por boca del inefable Temboury que no tenían constancia de la paralización y que se enteró el mismo jueves, “fue sorpresiva también para nosotros”. Es un alivio saber que por una vez un Gobierno ha actuado con criterio independiente con el Bierzo.
Ya sé que la progresía de electro plano y pandereta está tratando de dar la vuelta para presentar esa decisión como un error. Un peligroso error que amenaza con un colapso súbito de esas instalaciones en el momento menos pensado. ¿Dónde está el problema? ¿Acaso no las iban a volar? ¿Son ganas de darle placer a la lengua o un ataque de cuernos?
Ni la chimenea ni las torres se van a derrumbar solitas, el efecto de las perforaciones en la solidez estructural es mínimo o ninguno. Esto que puede certificar cualquier técnico serio en la materia, deberían haberlo sabido quienes propalan esa mentira con ánimo de alarmar.
Procede preguntar por qué se votaron recientemente y por unanimidad mociones en pro de la conservación de torres y chimeneas y ahora, cuando se suspende la demolición, se rasgan las vestiduras. Este asunto huele que apesta y puede ser la punta de un iceberg de más calado del que se sospechaba.
¿Por qué tantos remilgos con una empresa que traicionó su lealtad de origen y nos dejó con el culo al aire? Acaso se sienten compensados y satisfechos con esas dos recicladoras que convierten al Bierzo en el vertedero y agujero negro de la energía renovable. Eso más que desarrollo industrial es terrorismo medioambiental importado.
Hay mil millones más de posibilidades que haya vertidos contaminantes de cobalto, litio, manganeso o níquel al poroso subsuelo berciano de que se desmoronen las chimeneas o las torres de refrigeración. Millones de toneladas de basura indeseable, baterías eléctricas y palas eólicas, que si serán un peligro cierto y latente.
En cambio eso no produce preocupación, y no lo produce porque esa sí que es una gamberrada patrocinada, alentada y pactada por sus señoritos con la esa empresa que tanto nos quiere y tanto nos debe.
La izquierda berciana no tiene un problema circunstancial, tiene una tara estructural que es incapaz de superar, aunque cambie de caras de vez en cuando, y es que no consigue anteponer los intereses del Bierzo y sus gentes a las mezquindades y dislates que le imponen permanentemente quienes pueden poner en peligro sus mamaderas.
Ha tenido que ser, a su decir, esa derechona capitalista e insolidaria la que les ha dado una lección en toda regla. Habrá más.