Denuncian en la fiscalía la gestión de cuatro residencias del grupo Ulibarri
La Asociación pro Defensa de los Mayores de la residencia de Leganés Parque de los Frailes (Ademaf) pide investigar presuntos casos de «vulneración de derechos de las personas mayores».
Según la denuncia dirigida a la fiscalía, esta situación se estaría produciendo en cuatro centros residenciales de la Comunidad de Madrid: Los Frailes, Vallecas, Peñuelas e Isabel la Católica. Se trata de residencias de titularidad pública y gestión privada a cargo de la empresa Aralia Servicios Sociosanitarios, compañía fundada por José Luis Ulibarri, dueño del Diario de León y copropietario del TUP y de la RTVCyL, imputado los casos Gürtel, Enredadera y Púnica. En Aralia aparecen como administradores solidarios su mujer, Milagros Fernández, y su hijo, Enrique Ulibarri Fernández, y como director general y financiero su yerno, Álvaro Durán.
«El eje fundamental del problema es la alarmante escasez de personal […] incumpliendo incluso, en innumerables ocasiones, el Pliego de Prescripciones Técnicas ya de por sí insuficiente», asegura el documento remitido al ministerio público. De esta manera, la carencia de trabajadores causaría una atención directa deficiente. Por ejemplo, «cuando los usuarios grandes dependientes desayunan a las 11 de la mañana porque no ha sido posible levantarlos antes, sobrepasando el periodo de ayuno recomendado» o cuando los residentes con algún tipo de incontinencia se hacen sus necesidades encima y por la falta de trabajadores «se mantienen sucios durante horas».
En cuanto a la alimentación, desde Ademaf critican que se tuviese que cerrar la cocina de uno de los centros, el de Vallecas, durante 48 horas, tras una inspección en junio en la que se encontraron «cucarachas y hormigas» y afirman que los menús no se adaptan al perfil del residente, llegando incluso a dar sólo «purés» y «postres de turmix repetitivos» a personas con demencia, algo que, a largo plazo, les causa «desnutrición».
Igualmente, señalan que la mayoría de los internos sufren «deshidratación», puesto que tampoco se les da la cantidad suficiente de líquidos, sobre todo en verano, momento en el que se han llegado a alcanzar «32 grados» en las habitaciones por la falta de aire acondicionado.
Por otra parte, también denuncian que, «en innumerables ocasiones, el personal de limpieza está ayudando con las comidas» y que algunos trabajadores tienen «que asistir en sus días libres a abrir la cafetería o a hacer las cenas porque no hay cocinero».
De igual manera, los familiares se muestran descontentos con el hecho de que no se saque a los residentes «al aire libre» y que no se les deje «dormir la siesta», generando que haya «personas que dormitan, en muchos casos, atadas a la sillas con posturas inhumanas e insalubres».
Finalmente, otra de las quejas del documento se refiere a la desaparición de ropa de los usuarios, un fenómeno reiterativo según la asociación, «quedando sus armarios cada vez más vacíos ocasionándoles más desorientación y sufrimiento por la pérdida de sus pertenencias».