[LA OVEJA NEGRA] El escenario poscoronavirus
GERMÁN VALCÁRCEL | Vivimos en una sociedad inimaginable.
GERMÁN VALCÁRCEL | Vivimos en una sociedad inimaginable.
GERMÁN VALCÁRCEL | Siempre me termina sorprendiendo la capacidad de tragar mierda que tiene la sociedad de la pequeña y provinciana ciudad donde vivo, Ponferrada.
GERMÁN VALCÁRCEL | La muerte de Julio Anguita y las cínicas reacciones habidas tanto en la derecha como entre la progresía y el social pancismo pesoista que lo difamó sin ningún pudor ni tregua, muestran con toda crudeza que vivimos tiempos de cinismo amargo y suciedad moral.
GERMÁN VALCÁRCEL | Discrepo de quienes sostienen que, como consecuencia de la pandemia, tengamos la mas mínima intención de cambiar el rumbo.
GERMÁN VALCÁRCEL | Tras cincuenta días, ayer se suavizó el duro confinamiento y aislamiento social que la sociedad española ha venido soportando estoicamente.
GERMÁN VALCÁRCEL | Mientras seguimos confinados y contando el número de infectados y muertos por el Covid 19, el pasado 22 de abril, el director general del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, informó que, actualmente, 821 millones de personas se van a dormir con hambre todas las noches y 300.000 podrían morir de hambre a diario durante un periodo de tres meses.
GERMÁN VALCÁRCEL | Si este desgraciado país no padeciese la manipuladora y gansteril oposición que nos ha tocado en desgracia, seguramente la mayoría de la población sería capaz de reconocer, sin mayores problemas, que el actual Gobierno no es más que un montón de políticos mediocres y trapaceros.
GERMÁN VALCÁRCEL | Más allá de la gestión que de la pandemia esté haciendo el gobierno, el Covid-19 nos está dejando algunas enseñanzas, la primera es que las personas, en realidad, nunca ven libremente lo que juzgan, sino que ven lo que la ideología -o los prejuicios y fobias- les muestra, pues no ve el ojo, sino la idea a través del ojo.
GERMÁN VALCÁRCEL | Mientras escribo, entre la rabia, el estupor y la desesperanza, constato que hemos logrado, en tres semanas, normalizar la distopia en la que nos han instalado, sin apenas disidencia, como rebaño asustado, mediante la escandalosa desinformación y el pánico creados sobre datos descontextualizados, inexactos e insuficientes.
GERMÁN VALCÁRCEL | Durante los primeros días de confinamiento pensé que esta pandemia podía ayudarnos a repensar nuestras relaciones políticas, sociales y medioambientales.