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[LA OVEJA NEGRA] Las resistencias y las luchas reales no están en los medios de comunicación ni en las redes sociales, ni en Netflix

GERMÁN VALCÁRCEL | Me gustaría pensar que las redes sociales, donde hay mil tontos por cada mente lúcida y mil palabras torpes por cada palabra consciente, no son un reflejo real de nuestra sociedad, sino solamente una cloaca por donde circulan los peores detritus de nuestras comunidades; o que los políticos que rigen nuestros destinos son nada más que una casta aislada de sociopatas egoístas y codiciosos narcisistas que no representan a nadie más que así mismos.

[LA OVEJA NEGRA] Las urnas se abren, otra vez la farsa

GERMÁN VALCÁRCEL | En esta víspera electoral comenzaré confesando que volveré a votar cuando la sociedad pueda controlar a sus gobernantes y sancionarlos, no en el sentido de castigarlos, sino evaluarlos y decidir, según eso, que continúe o que no continúe.

[LA OVEJA NEGRA] Intentar lo imposible es supervivencia, no utopía

GERMÁN VALCÁRCEL | No es la primera vez que lo manifiesto: ya no creo, tras medio siglo de ingeniería social neoliberal, en las soluciones electorales de las llamadas democracias liberales, en las que la gestión de lo público está en manos de bucaneros que han cambiado el parche en el ojo y el garfio en la mano por la corbata, el iphone, y el ordenador portátil, personajes que no creen en el bien común, gentes que quieren ganar la mayor cantidad de dinero posible, en el menor tiempo posible y con el menor esfuerzo posible, a cambio les damos impunidad y respeto.

[LA OVEJA NEGRA] El Mundial de ciclismo que nunca acaba, o como el tiempo termina poniendo a cada uno en su sitio

GERMÁN VALCÁRCEL | Cada semana cuando me pongo a escribir esta columna termino sintiéndome un ridículo idealista carente de sentido alguno de la realidad, por eso no les debe extrañar que hoy, después de conocer la sentencia del Tribunal Superior de Castilla y León en la que se estima la reclamación del Banco Santander y condena al Ayuntamiento de Ponferrada a devolver el crédito, más los intereses correspondientes –en torno a  3,5 millones de euros–, concedido hace casi una década para organizar aquel ejercicio de megalomanía que fue el Mundial de Ciclismo, me quede una sensación agridulce, aunque también de profundo asco.

[LA OVEJA NEGRA] El final de la escapada

GERMÁN VALCÁRCEL | Toda la información y documentación científica a la que se puede acceder nos indica la gravedad de la crisis climática en la que estamos inmersos y nos alerta de que el tiempo para tomar alguna medida se acaba.