[LA OVEJA NEGRA] Pastores de gente
GERMÁN VALCÁRCEL | Es frecuente, cuando se habla de la ausencia de respuesta social ante la situación en la que se encuentra el Bierzo, preguntarse a que se debe esa atonía.
GERMÁN VALCÁRCEL | Es frecuente, cuando se habla de la ausencia de respuesta social ante la situación en la que se encuentra el Bierzo, preguntarse a que se debe esa atonía.
GERMÁN VALCÁRCEL | Que no se olvide dónde está el origen de las llamas que arden en las calles de Barcelona, había gente que quería votar y no la dejaron.
GERMÁN VALCÁRCEL | Un 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón “descubrió» América.
GERMÁN VALCÁRCEL | Levantarse una mañana cualquiera y escuchar a Iñaki Gabilondo, en una de sus homilías matutinas, hablar de “los límites del crecimiento” y “del calentamiento global” nos confirma que la crisis ecosocial a la que nos enfrentamos es algo más que las elucubraciones de fantasiosos milenaristas o apocalípticos “personajes tóxicos”.
GERMÁN VALCÁRCEL | Diálogo, trasparencia, consenso, respeto a los ciudadanos, incluso a los discrepantes, y buen talante, eso parecen desprender los primeros cien días de la nueva Corporación ponferradina, encabezada por don Olegario Ramón; lo sostienen bastantes ciudadanos ponferradinos, muchos funcionarios municipales y casi todos los grupos de la oposición, todos no, el decrépito ayatolá bercianista no parece estar muy de acuerdo.
GERMÁN VALCÁRCEL | Espanta la docilidad con que los habitantes de las democracias liberales occidentales aceptamos el yugo que nos imponen las élites, la esclavitud consentida en la que vivimos tiene una «explicación», tenemos miedo.
GERMÁN VALCÁRCEL | Los símbolos nunca son neutrales; y la política, desde luego, también se expresa mediante símbolos que, como a menudo sostenía Albert Camus en su Sisifo, superan las expectativas.
GERMÁN VALCÁRCEL | Con la información actualmente disponible, y a pesar de las enormes incertidumbres, sabemos que vamos directos hacia el colapso ecológico, energético, económico y social.
GERMÁN VALCÁRCEL | Escribo esta columna desde Irun, sede de la contracumbre del G7, donde han confluido miles de personas llegadas, desde principios de la actual semana de diferentes lugares del planeta, fundamentalmente europeos.