[LA OVEJA NEGRA] Vivir con miedo
GERMÁN VALCÁRCEL | Con la ayuda del nauseabundo, alarmista y sensacionalista periodismo actual, nos tienen donde querían.
GERMÁN VALCÁRCEL | Con la ayuda del nauseabundo, alarmista y sensacionalista periodismo actual, nos tienen donde querían.
GERMÁN VALCÁRCEL | El ficticio cambio de poder que supuso la llegada del “gobierno de progreso”, conformado por una izquierda apoltronada y obediente a los intereses de los poderes fácticos y al servicio de un capitalismo extractivo y eugenésico, está suponiendo el mayor recorte de derechos y libertades habido en este país en los últimos cuarenta años.
EDUARDO FERNÁNDEZ | Llevo unos días contemplando cómo los profesionales de la política se afanan por vendernos los resultados de las elecciones gallegas de la forma más presentable y decorosa para sus respectivas formaciones políticas.
GERMÁN VALCÁRCEL |En el retablo de las maravillas de los dirigentes políticos bercianos está empezando a ocupar un lugar de privilegio, por su multidimensionalidad, el antiguo “fontanero” del desaparecido exsenador y exalcalde de Camponaraya don Antonio Canedo.
GERMÁN VALCÁRCEL | Vivimos uno de esos momentos en la historia de la humanidad donde se dan cita todas las razones para un cambio de paradigma, para una revolución: el apocalipsis ecológico, la explotación desnuda, la miseria galopante, el reinado de lo falso, el naufragio de la política, la entronización de la vulgaridad y arrogancia de los poderosos, las crisis climática, energética y la creciente escasez de recursos materiales para sostener el sistema económico y social del que nos hemos dotado.
EDUARDO FERNÁNDEZ | Un pleno municipal tiene interesantes e inevitables dosis de teatralización.
GERMÁN VALCÁRCEL | Solo un país servil, aborregado y genuflexo como este volverá a acatar, sin rechistar, confinamientos estrictos.
GERMÁN VALCÁRCEL | A pocos meses de haber aparecido el Covid-19 el espectro de la “crisis” se ha hecho sombra sobre el planeta.
EDUARDO FERNÁNDEZ | Ya me perdonarán si hoy no recurro a mi habitual tono socarrón, pero el asunto me indigna.
JUAN CARLOS SUÑÉN |Hay noticias que no por luctuosas dejan de provocarnos una cierta, macabra y casi inconsciente sonrisa.