[LA OVEJA NEGRA] La Reina consorte se hace decrecentista
GERMÁN VALCÁRCEL | La muy “feminista” Reina consorte de España ha logrado que los medios de comunicación convencionales y las redes sociales vuelvan su mirada hacia las tesis decrecentistas.
GERMÁN VALCÁRCEL | La muy “feminista” Reina consorte de España ha logrado que los medios de comunicación convencionales y las redes sociales vuelvan su mirada hacia las tesis decrecentistas.
GERMÁN VALCÁRCEL | Contra el dogma del crecimiento es difícil razonar, pero la concatenación de crisis climática, energética y de biodiversidad, ha puesto al descubierto las debilidades, límites y contradicciones del metabolismo socioeconómico capitalista, obsesionado con el crecimiento perpetuo e infinito.
GERMÁN VALCÁRCEL | Tomen el título de esta columna como un homenaje a esa insigne política, faro y guía de la derecha española, la presidenta de la Comunidad de Madrid.
GERMÁN VALCÁRCEL | Por si alguien no lo sabe, les diré que el Bierzo es una comarca de 3.000 km cuadrados donde sobrevivimos de forma más que decente -eso sí, a costa de joderles el futuro a las generaciones venideras- menos de ciento veinte mil humanoides, un tercio de ellos con más de sesenta años y donde los mal llamados representantes de los ciudadanos, hablo de los que colonizan las instituciones bercianas, deberían tentarse el cerebro antes de seguir haciendo según que cosas.
GERMÁN VALCÁRCEL | En una sociedad en la cual la derecha y la extrema derecha han saqueado y se han apropiado de palabras que definían conceptos que eran inherentes a lo que se llamó izquierda, y las izquierdas han asumido objetivos, métodos y las maneras más represoras y clasistas de esas derechas, me lleva a pensar que mi tiempo se fue, que voy con el paso cambiado, que no me apetece acompasarlo y que desde una perspectiva política y social, soy un viejo crédulo que creció y vivió entre sueños de justicia, libertad, de utopía emancipatoria, y me doy cuenta de que esos sueños se han ido a la mierda.
GERMÁN VALCÁRCEL | Hoy, como en cada ocasión que me siento a escribir esta columna, me hago la misma pregunta: ¿Qué parte de la población, y en qué condiciones, siempre está dispuesta a comulgar con las ruedas de molino del poder, de sus voceros mediáticos y de sus entramados políticos y socioeconómicos?
GERMÁN VALCÁRCEL | A estas alturas, si algo deberíamos haber aprendido es que una formulación económica basada exclusivamente en el crecimiento sin límites, aparejada con un consumo masivo, solamente puede dar lugar a situaciones de profunda injusticia, a grandes penalidades y, al colapso eco social.
GERMÁN VALCÁRCEL | Me producen profundo rechazo, y aburrimiento, casi todas las noticias y debates relacionados con la actual situación política y social, en particular aquellos cuya línea argumentativa (la práctica totalidad de lo que escucho, veo o leo, ya sea en medios convencionales, internet o redes sociales) asume, de forma acrítica, la narrativa de las élites dirigentes, ya sean políticos, empresarios, líderes sociales, intelectuales, periodistas y todólogos, pues a pesar del brutal desmentido que la realidad hace de sus continuas falacias, la mayoría de la gente continua remasticando esa narrativa para besugos, ese «serrín, masticado además previamente por miles de bocas» del que Franz Kafka nos habló en Carta al padre.
GERMÁN VALCÁRCEL | A finales de junio pasado, la multinacional alemana Siemens avisaba que dejaba sin efecto su previsión de beneficios para el año fiscal 2023, tanto para el conjunto del grupo, como para la división especializada en el negocio eólico de la multinacional alemana; los motivos: «el incremento sustancial» de fallos producidos en las piezas de las turbinas eólicas fabricadas por Siemens Gamesa, y el aumento de los costos, de las cada vez más escasas materias primas necesarias para la construcción de los molinos.
GERMÁN VALCÁRCEL | Aun sabiendo que no son tiempos esperanzados, ni de militancias entusiastas, siempre pensé que mis conciudadanos tenían algún interés por conocer y entender la razón de ser de un presente tan abyecto como el que estamos viviendo, incluso creí que tras haber acumulado renuncias y esponjado la lucha por los ideales, al menos una parte de la población deseaba salir del ambiente fatalista y resignado que nos envuelve.