[LA OVEJA NEGRA] En León prendió la llama
GERMÁN VALCÁRCEL | El tributo que cobra el capitalismo en la comarca del Bierzo, en todo el antiguo Reino de León en general, no tiene parangón en la historia de este país.
GERMÁN VALCÁRCEL | El tributo que cobra el capitalismo en la comarca del Bierzo, en todo el antiguo Reino de León en general, no tiene parangón en la historia de este país.
GERMÁN VALCÁRCEL | La esencia del pensamiento crítico, para mí, lo constituye las líneas escritas en una carta a Arnold Rougue por el joven Carlos Marx -hay dos Marx, el joven y el viejo- en los tiempos que rechazaba los liderazgos dogmáticos: “Crítica despiadada a todo lo que existe, despiadada en el sentido de que la critica no retrocederá ante sus propias conclusiones o ante el conflicto con las fuerzas que sean”.
GERMÁN VALCÁRCEL | Llevo tiempo preguntándome si seguir escribiendo esta columna tiene algún sentido.
GERMÁN VALCÁRCEL | Son muchos los datos que nos alertan del peligro de que nuestra civilización industrial se derrumba, colapsa.
GERMÁN VALCÁRCEL | En la tierra donde vivo, el Bierzo, el expolio que viene -en forma de “energías renovables”- es continuación del anterior.
GERMÁN VALCÁRCEL | El capitalismo ha convertido elementos marcadamente anticapitalistas en negocios acomodados a las pautas, hábitos y conductas del “mercado”.
GERMÁN VALCÁRCEL | Estos días he podido asistir, como espectador privilegiado al estar involucrado personalmente, a un episodio que me confirma que ante la estupidez es difícil protegerse, ya que el estúpido es aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.
GERMÁN VALCÁRCEL | La humanidad ha llegado a un punto en el que nuestra especie camina hacia su auto aniquilación.
GERMÁN VALCÁRCEL | Ya no dudo en autocalificarme de “catastrofista”.
GERMÁN VALCÁRCEL | En una sociedad donde hay más desalmados, alienados y necios que personas decentes, la lucha más importante, la lucha fundamental de nuestro tiempo es asimilar –intelectual y emocionalmente– el desastre que nos aguarda, aceptar que la inmensa mayoría de las personas no responderán racionalmente ante la devastación que nos espera.